26 jun 2007

La verdad es que no somos libres porque tenemos miedo.


En todo aspecto de la vida hay dos opciones:
o se es libre y por lo tanto sincero con uno mismo
o se busca la comodidad y el autoengaño.

Solamente eligiendo lo primero se vive, eligiendo lo segundo, se dura.

La libertad no existe en esta sociedad. Solemos identificar la libertad con la capacidad de movimiento o de trabajar para quien se quiera o decir lo que queramos. Pero eso no es la libertad. La libertad es la capacidad de actuar conforme a nuestras necesidades y deseos. No las necesidades y deseos que nos quieren imponer desde la cultura y los medios de comunicación masiva, sino las necesidades y los deseos reales, aquellos determinados conscientemente por nosotros mismos, aquellos que nos definen como seres humanos.

. Una sociedad donde obligatoriamente tenés que trabajar para conseguir tus medios de vida no es libre, porque te obliga a renunciar a la administración autónoma de tu tiempo para invertirlo en un trabajo que no te gusta –al menos en la gran mayoría de los casos- y para producir cosas, muchas de las cuales el ser humano no necesita. Una sociedad donde constantemente te dicen qué hacer y boicotean cada oportunidad de pensamiento propio desde la familia, la escuela, los medios de comunicación y la cultura, no es una sociedad libre porque sólo aprendés a obedecer y no a decidir por vos mismo, aprendés a encajar en el grupo y no a ser un individuo genuino.

La libertad no es una cosa que alguien te puede dar o quitar, la libertad depende de cómo te relaciones con vos mismo y con el mundo. Vos podrás decir: “pero si me meten en una cárcel me sacan la libertad y cuando me sacan de la cárcel me la devuelven”. Eso es falso, lo que te hacen es limitar tu capacidad de movimiento y tus derechos civiles. Obvio que es preferible conservar ese mínimo de “libertad” que no tenerla, pero esa no es la verdadera libertad, porque en la sociedad externa a la cárcel también somos vigilados, medidos, monitoreados, y forzados a cumplir reglas que nosotros no hicimos (sino que otros hombres hicieron para el resto) pero nos compelen a acatar y nos impiden hacer las cosas que verdaderamente queremos y necesitamos.

Nuestra concepción de la libertad como cosa, como un bien o mercancía, es parte de nuestra falta de ella. Es mentira que un ser humano pueda ser “liberado” por otro. La libertad es una relación con vos mismo y con el mundo, y aunque alguien te pueda ayudar a hacerlo, la única persona que puede cambiar esa relación sos vos. Obviamente un individuo no puede autoliberarse por completo mientras los que tiene alrededor no lo hacen. Pero sí podés empezar a cambiar tu relación con vos mismo y con los demás, un poquito todos los días.

Como los individuos aislados no existen, ya que vivimos en sociedad y todo individuo es un ser social, un individuo sólo puede ser libre si los demás lo son. Por lo que el cambio de una sociedad autoritaria a una sociedad libre sólo puede partir del individuo, en el esfuerzo del individuo por cambiar su relación consigo mismo y con los demás. Y eso no tiene por qué empezar en un horizonte lejano, sino aquí y ahora.

No es una utopía. Es una necesidad impostergable.

25 jun 2007

Para ser libres, no podemos seguir separando el pensamiento de la acción

La división social del trabajo manual e intelectual de la civilización esclavista emancipó a parte de la población de la actividad física. De esta manera aparecen la filosofía, la ciencia, y las disciplinas del intelecto. Los antiguos griegos son un ejemplo de esto.
El pensamiento abstracto creó nuevas formas de interpretar al mundo y expandió nuestra capacidad de pensar, pero a cambio de separar nuestra mente de la vida (que es siempre concreta), muchas veces con el fin de legitimar lo actual como el devenir natural de nuestra esencia humana. La especialización nos hizo capaces de profundizar en ciertos aspectos de la realidad pero a costa de perder una visión integral de la misma. Nos sumerjimos en la parte y nos olvidamos de la totalidad, nos elevamos a lo abstracto y no volvemos a lo concreto. La integración consciente del pensamiento con la acción también es necesaria si queremos que las herramientas creadas por
nosotros se sometan a nuestra voluntad y no al revés. La ciencia y la razón deben ser utilizadas para iluminar la vida, no para gobernarla. No deben ser patrimonios de especialistas ni pueden ser consideradas como sujetos. Son creaciones de la humanidad y deben servir a los fines de la humanidad, no a fines propios. La reapropiación de la ciencia y la razón por las personas eliminará toda independencia de la ciencia y la razón sobre la voluntad de las personas, juntamente con su monopolio autoritario por parte de castas (comunidad científica, intelectualidad, intelligentsia). Otro motivo para contrarrestar la división social del trabajo manual e intelectual es el autoritarismo que se genera con la división entre los que piensan y los que ejecutan lo pensado por otros. La actual producción, que separa a los productores de los medios de producción, también separa a quienes producen de la dirección de la producción, siendo esta última tarea la ejecutada por los propietarios o personal especializado (supervisores, gerentes, burócratas, etc.). Entonces hay un doble motivo para combatir la división del trabajo intelectual y manual: para ser individuos plenos y para combatir las relaciones autoritarias basadas en el monopolio del pensamiento por unos individuos y la reducción de otros a meros ejecutores de sus ideas.

Más allá del feminismo, más allá del género

La sexualidad es una expresión esencial de los deseos y las pasiones individuales, de la llama que puede encender tanto el amor como la revuelta. Así puede ser una fuerza importante de los deseos de cada unx de nosotrxs, que puede alzarnos más allá de la masa como seres únicxs e indomables. El género por otro lado, es un intermediario construído por el orden social para inhibir la energía sexual, enclaustrarla y limitarla, direccionándola hacia la reproducción de este orden de dominación y sumisión.
La creación de una identidad en base a la propia opresión, sobre la victimización sufrida, no proporciona la fuerza o la independencia. En lugar de esto crea una necesidad de protección y seguridad que eclipsa el deseo de libertad e independencia. En el reino de lo teórico y psicológico, una abstracta y universal “hermandad femenina” puede encontrar esta necesidad, pero a fin de suministrar una base para esta hermandad, de “mística feminidad”, la cual fue expuesta en los años 60 como una construcción cultural que apoyaba a la dominación masculina, es revivida en la forma de espiritualidad de mujer, culto a la diosa y una variedad de otras ideologías feministas. El intento de liberar a la mujer como categoría social alcanza su apoteosis en la recreación de los roles del género femenino en el nombre de una elusiva solidaridad de género. El hecho de que muchas feministas radicales hayan recurrido a policías, tribunales, y otros programas estatales de protección de mujeres (imitando así al feminismo burgués) sólo sirve para subrayar la falsa naturaleza de la “hermandad” que proclaman. A pesar de que ha habido intentos de moverse más allá de estos límites dentro del contexto de feminismo, esta especialización ha sido su mejor definición durante tres décadas. En la forma en la que ha sido practicada, ha fallado al presentar un desafió revolucionario tanto contra el género como contra la dominación.
Es un estereotipo y un error afirmar que los hombres y las mujeres han sufrido iguales opresiones dentro de sus roles de género. Los roles del género masculino han permitido al hombre una gran libertad de acción para la afirmación de su propia voluntad. Por ello la liberación de la mujer de sus roles de género no consiste en ser más masculina sino mas bien en ir más allá de su feminidad, así para los hombres la cuestión no es ser más femenino sino en ir más allá de su masculinidad. La cuestión es descubrir que el centro de la unicidad que esta en cada unx de nosotrxs, va más allá de todos los roles sociales y de la forma en que cada unx actúa, vive y piensa en el mundo, tanto en el dominio sexual como en todos los otros.

Separar el género en función de la sexualidad, desde la totalidad de nuestro ser, fijando características específicas según el género al que se pertenezca, sirve para perpetuar el actual orden social. Como consecuencia de ello, la energía sexual, que podría ser un extraordinario potencial revolucionario, es encauzada hacia la reproducción de las relaciones de dominación y sumisión, de dependencia y desesperación. La miseria sexual que esto ha producido y su explotación comercial esta por todos lados. La inadecuada llamada de la gente a “abrazar tanto la la masculinidad como la feminidad” cae en la falta de análisis sobre estos conceptos, ya que ambos son invenciones sociales que sirven a los propósitos del poder.
Si nuestro deseo es destruir toda dominación, entonces es necesario que nos movamos más allá de todo lo que nos reprime, mas allá del feminismo y mas allá del género, porque aquí es donde encontramos la capacidad de crear nuestra indomable individualidad que nos conducirá contra toda dominación sin vacilación. Si deseamos destruir la lógica de la sumisión, éste debe ser nuestro mínimo objetivo.

"Sal de tu género. Escapa a tus roles y comenzarás a vivir cuando dejes de ser un miembro serio de la sociedad y seas tú mismx. La masculinidad y femeneidad son construcciones muertas. -Vivimos de acuerdo a las ideas de otrxs, vivimos una vida imaginaria y para este fin cultivamos apariencias, procurando embellecer y preservar este ser imaginario negamos todo lo auténtico".- vocero

24 jun 2007

Ley Antiterrorista en Argentina

Ya es ley el proyecto antiterrorista enviado por el poder ejecutivo e impulsado por la primera dama/senadora/candidata Cristina Fernández de Kirchner. Siguiendo las órdenes del Departamento de Estado de los EEUU y cumpliendo las promesas al Consejo Judío Americano, los diputados aprobaron el texto que ya tenía media sanción del senado. Sólo falta la promulgación presidencial y su publicación para que entre en vigencia la reforma al código penal que tipifica el terrorismo y define las “asociaciones ilícitas terroristas” como las que tienen como propósito “aterrorizar a la población u obligar a un gobierno o a una organización internacional a realizar un acto o abstenerse de hacerlo”. Reitera el concepto de uno de los delitos preferidos por el Estado para acallar las protestas populares, la “coacción agravada”, dicho de tal modo que queda abierta la definición para que, según la ocasión, los jueces puedan calificar así la conducta que sea.

A partir de ahora, es "terrorista" cualquier organización que oriente su plan de acción a la propagación del odio étnico, religioso o político; que esté organizada en redes operativas internacionales y que disponga de armas de guerra, explosivos, agentes químicos o bacteriológicos o cualquier otro medio idóneo para poner en peligro la vida o integridad de un número indeterminado de personas. Queda claro que en esas descripciones pueden ingresar las más variadas organizaciones y acciones, ya que bastará interpretar cualquier exhortación o texto de un volante como expresión de "odio", que se considere "peligrosa" una bomba de estruendo o un cascote, y que como es habitual, por ejemplo, en acciones antiimperialistas participen compañeros de varias nacionalidades, para que la definición de "terrorista" calce como un guante.

Hay que comenzar una campaña por la abolición de esta nueva ley que ya se viene aplicando en otros países de Sudamérica como es el caso de Chile y Uruguay.

POR LA DESTRUCCIÓN DEL ESTADO, SUS LEYES, SUS CARCELES, Y SUS FUERZAS REPRESIVAS.

VIVA LA ANARQUIA.

Extraido de Panfletos Subversivos

Y para escuchar mientras tanto, Elektroduendes - Te vigilan:

23 jun 2007

Ya estoy muerto

Desde el momento en que me despierto, me siento infeliz.
Siento el vacío de los objetos a mi alrededor, que no me estimulan.
Que lo único que llenan es su propio espacio físico.

Me siento terriblemente mal conmigo mismo en cuanto prendo el televisor.
Me siento totalmente inacabado o inseguro.
Tengo una imagen desvirtuada y desenfocada de mí mismo. Soy sólo un cuerpo, el cual necesito constantemente perfeccionar para lograr parecerlo a los modelos perfectos con los que me bombardean constantemente.
Pero nunca lo logro, por supuesto. Por más que ingiera alimentos que no me gustan, haciendo del comer un sacrificio y una rutina. Por más que reduzca la cantidad. Por más que no coma en absoluto y me castigue durante horas en la falsa familiaridad artificial de un gimnasio.

No encuentro el gozo cotidiano, sólo metas difusas de placeres futuros e inciertos. Y en cuanto encuentro uno por casualidad, inmediatamente me siento culpable, pues he pecado. Y aún no sintiéndome culpable de mis actos otros se encargarán de declararme de esa manera, encerrándome en una celda, condenado a la marginación momentánea.
Me siento incompleto si no consumo, insatisfecho si no pago.
Incompleto e insatisfecho segundos despues de haber pagado para consumir.
Verdaderamente incómodo envuelto en estas ropas que uso para parecerme a los demás.

Me siento incansablemente controlado, desesperantemente vigilado, exhaustivamente cooptado y aconsejado para actuar casi forzosamente en aras del “bien común” que jamás veo, a no ser que signifique la creciente concentración de bienes en pocas manos de quienes ya tienen suficiente, en perjuicio de los que a duras penas tienen nada.

No sé lo que es la verdadera felicidad, no veo carteles que la publiciten, medios de comunicación que la difundan ni especialistas que hablen bien o mal de ella.
No sé si existe dios, pero siempre me dijeron que él nos ama. Nos hace sufrir toda una vida para probar que somos buenos hijos, y no me apena saber si su promesa de vida eterna es otra falacia, pues estaré demasiado muerto para reclamarle. Por eso inclino mi cabeza en la iglesia al momento de rezar, ocultando el deseo fervoroso de todo lo que se me prohibe.

Odio mi trabajo, que me deja tan cansado e intolerante que cuando vuelvo a casa sólo tengo ganas de dormir, recargando energías para otro día de trabajo. Nada de hablar o reflexionar.
Por suerte tengo un auto que me lleva rápido, el cual pago con gran parte de mi sueldo.
Y si estoy muy nervioso siempre puedo descargarme golpeando a mi mujer y mis hijos. Qué alivio. O incluso tomarme unas estresantes y caras vacaciones en algún promocionado destino turístico, las cuales pagaré con otro año de trabajo.
Y si todo esto no funciona, puedo simplemente endeudarme de por vida con una tarjeta de crédito, el deporte favorito de la otra cara de mi matrimonio, la peor de las mentiras de la empresa “Para siempre”.

Me siento inútil. No tengo tiempo para pensar en nada.
Me siento ajeno. No es ésta la vida que quería llevar.
Me siento vacío, he de comprar.
Me siento todo un hombre moderno. Ya estoy muerto.

16 jun 2007

La guerra no se hace sólo con armas

La guerra es la continuación de la política y la economía por otros medios, por eso no puede entenderse como algo aparte, como una situación de emergencia. La ideología de la emergencia fortalece las estructuras de poder, sean estas oficiales o para-oficiales. Bajo esta ideología se reclama el apoyo de la población para amortiguar las consecuencias de la actividad del capital.

Las ONGs y la ayuda humanitaria son armas de guerra complementarias al uso de la fuerza militar. En las guerras, el dominio sobre la voluntad del contrario cuenta tanto como el control sobre el territorio o el poderío armamentístico. En este sentido la ayuda humanitaria busca derrotar las mentes de los enemigos o lo que es lo mismo, forma parte de la guerra psicológica. Así podemos ver que quien administra la ayuda es, probablemente, el futuro amo del territorio.

Nuestra solidaridad tiene que expresarse en otros términos. No nos solidarizamos con Irak, Afganistán como Estados... sino con los explotados de Afganistán, con el proletariado iraquí, con los revolucionarios de esos lugares, con los que verdaderamente sufren y buscan dejar de padecer mediante acciones concretas. Nos sentimos cómplices de toda aquella persona que ataque al capital y sus instituciones de control, con motivación revolucionaria, en cualquier parte del mundo. En este sentido nuestra solidaridad revolucionaria consiste en luchar contra nuestros propios amos que forman parte de la misma clase que los amos de Irak, EE.UU., etc.

El enemigo está aquí, es visible, es vulnerable. Su tranquilidad depende de nosotros.

13 jun 2007

Pasivismo es sumisión




¿Qué pasa cuando por un segundo te ponés a pensar en las razones de lo que estás haciendo?
¿Qué pasa si pensás en qué es lo que te lleva a cuestionar lo que hacés en ese instante, el mismo en el que estás pensando en eso?
¿No es ésta una acción infinita, una espiral que se retoma a si misma?
¿Un camino de ida que jamás muestra un retorno divisable?

Si dejara que la respuesta automática saltara sobre el papel de manera afirmativa, pecaría otra vez (como lo han hecho muchos) de revolucionario de escritorio. No hay que confundirse, no es lo que queremos. De ninguna manera queremos quedarnos sentados en nuestras casas a esperar ver por la ventana el cortejo fúnebre que pasee el cadáver del capitalismo.

Pero verdaderamente, la mayoría de las veces la conciencia de la realidad es un camino sin retorno. Hay que ser muy idiota para ver la verdad y taparse los ojos. Muy poderoso, quizás. Para dominar a todos los pasivos, los conformistas, los idiotas, incluso los que equivocan lucha con sacrificio de la vida por una "causa", aquellos que separan la lucha política de la vida diaria.

Por supuesto que es importante saber cómo llevar a cabo esta lucha, la constitución de esta idea tiene que ver con el paulatino ejercicio del cambio personal paralelo a la concientización (no imposición). Y bueno, estamos construyendo ese cómo para no caer en las mismas trampas del sistema en las que ya muchos cayeron, sistema que nos espera para tragarnos y darnos un lugar patético entre los aceitados engranajes de su máquina fordista. Por eso es tan importante no permitir que esta construcción tome cauces impuestos, estipulados, previsibles, gastados.

En consecuencia, luchemos también contra la falsa crítica, la oposición inscripta dentro de lo mismo que critica. No confundamos pacifismo con pasivismo. Desengaño y apoliticismo no son intransigencia, es aceptar lo dado sin objeciones ni consuelo, son las excusas del pasivo que se cree inconforme.
Son antipasividad y anticonformismo los que nos llevarán a destruir todo lo dado.
Y construir la libertad individual y la libertad colectiva, auténticas.

"No se puede hacer nada, nadie hace nada". Discursos patéticos, me avergüenzan.

10 jun 2007

Sobre cumbres y contra-cumbres

El capitalismo es una relación social y no una ciudadela de poderosos. Es partiendo de esta banalidad que se puede afrontar la cuestión de las cumbres y contra-cumbres. Representar el dominio capitalista y estatal como una especie de cuartel general (ya se trate del G8 , de la OMC o de cualquier organismo similar) es funcional a quien quisiera oponer a este centro directivo otro centro: las estructuras políticas del llamado movimiento o, mejor, sus portavoces.
Es funcional, en suma, a quienes proponen simplemente un cambio del personal dirigente. Esta lógica,aparte de ser reformista en su esencia y en sus finalidades, resulta colaboracionista y autoritaria en los métodos, en cuanto lleva a centralizar la contestación. De ahí el interés, para estos siniestros opositores tan ansiosos de hacerse escuchar por los “amos de la tierra”, de gastar dinero y publicidad política en las cumbres en las cuales cada vez con más frecuencia se dan cita los poderosos con sus comparsas.
Que en el curso de estas cumbres se formalicen simplemente decisiones tomadas en otra parte no turba ciertamente a los diversos representantes de los foros sociales: por otra parte su oposición es del todo formal, consistiendo a lo sumo en seminarios de pago en los cuales se demuestra que el neoliberalismo está equivocado y la humanidad tiene razón, o bien, para los más espabilados, en alguna performance combativa oportunamente orquestada con la policía. Por otra parte, ¿Cómo podría ser real una contestación subvencionada por las instituciones, representada por concejales y parlamentarios, y protegida por los enterradores históricos del movimiento obrero? La paradoja es que se llama a la gente a la calle en nombre de otro mundo posible, en el intento de que…no suceda absolutamente nada.
Cada vez que una masa más o menos oceánica se desplaza plácidamente, vigilada a distancia, se grita que es una gran victoria del movimiento. No obstante estos pacificadores sociales saben muy bien que su capacidad para situarse como interlocutores de las instituciones no depende tanto del número de personas que lleven a la calle (millones de manifestantes contrarios a la última agresión militar contra Iraq no han causado gran preocupación a los gobiernos implicados en la guerra), sino de la fuerza de mediación y represión que logren poner en práctica –o justificar –contra toda rebelión social.

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